¿Qué es un Año Santo?
Un Año Santo o Año Jubilar es un momento de gracia, un tiempo enel que la Iglesia concede especiales gracias espirituales (indulgencias)con motivo de un acontecimiento eclesial de gran relevancia.
Los Años Santos son ordinarios cada 25 años en los que se celebrael aniversario del nacimiento de Jesús. La Iglesia también declaraotros Años Jubilares con carácter extraordinario, como en el casodel Año Santo de san Vicente Ferrer.
¿Por qué un Año Santo de San Vicente Ferrer?
El 5 de abril de 2019 celebraremos el sexto centenario de la muertede san Vicente Ferrer. El Año Santo Vicentino quiere dar a conocerla figura histórica de san Vicente y, sobre todo, proponer a los cristianosel modelo de un hombre de Dios, siempre al servicio de laIglesia. Además, la celebración de este aniversario debe suponerun nuevo impulso evangelizador en nuestra diócesis, precisamentepor la faceta de predicador y misionero de san Vicente. Finalmente,el ejemplo del santo, fuertemente implicado en la vida social de sutiempo, nos debe animar a impregnar los diferentes ámbitos de lasociedad y la cultura del mensaje del Evangelio.
¿Qué es y cómo alcanzar la indulgencia?
El beneficio espiritual del Año Santo es el perdón de los pecados.Para lograrlo, el cristiano debe alcanzar la indulgencia plenaria,viviendo activamente el Jubileo y cumpliendo las disposiciones establecidaspor la Santa Sede.
Condiciones para obtener la indulgencia
Peregrinación
Peregrinar a uno de los templos jubilares
Confesión
Confesión y arrepentimiento de los pecados
Comunión
Recibir la sagrada Comunión
Oración
Orar por las intenciones del Papa
Credo
Recitar el Símbolo de la Fe (Credo)
Rezos
Rezar el Padrenuestro e invocación mariana
Durante la visita al templo jubilar, tras unos instantes de oración personal o haber participado en una celebración, terminamos rezando lo siguiente:
Señor, Hijo de Dios, apiádate de mí que soy un pecador.
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del Cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió
a los infiernos, al tercer día resucitó de entre
los muertos, subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica,
la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.
Padre nuestro…
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos
de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus
ojos misericordiosos; y después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito
de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Concede, Señor, a tu siervo el papa Francisco
fortaleza, prudencia y caridad en el servicio
a la Iglesia universal. Amén.
San Vicente Ferrer, ruega por nosotros.